El día empezó a las siete y media en “la Paloma” desayunando.
Poco tiempo después emprendimos nuestro viaje hacia La Granjuela. Una vez allí recogieron cada uno su dorsal, menos yo que me quedé para el último porque no estaba inscrito. Una vez el problema solucionado llegó la hora de prepararse y no se me ocurrió otra cosa que dejarme el maillor en el pueblo, tuve que correr con el de manga larga del Gaitero (muchas gracias). Ya todo el mundo preparados en la salida: A. expósito, Isaac, Juan Claudio, A. Pérez , Tomás, A. Mora, Gaitero, Herruzo, Juan Carlos y J. A Ranchal, salimos a toda velocidad. En primer lugar tiraron los Expósitos , en el segundo grupo Mora , Gaitero, Herruzo y yo, aunque los dos últimos duramos sólo unos siete kilómetros en ese grupo ya que íbamos un poquillo quemadillos y en el último grupo Juan Carlos, Juan Claudio, A Pérez y Tomás.
Durante unos kilómetros iba adelantando a Herruzo en las cuestas arriba y él me adelantaba en el llano, hasta que no hubo cuestas y lo perdí. Aquí emprendí mi camino hacia la meta sin ningún ajierro a la vista, aunque más adelante me encontré a A. Mora pinchado (normal, eso era una selva), le ofrecí mi ayuda pero me dijo que estaba bien y siguiera adelante.
Iba yo en una etapa de cansancio cuando algo me pasó por el lado que hizo que se me tambaleara la bici, ¡¡¡coño!!!, ¿Qué es eso?, me dije, ¿un avión?, ¿un reactor?, ¿un tráiler?, ¿un tanque a velocidad de la luz?, pues no, era el Mora y me dice que me vaya con él (iba como para cogerlo). El resto de carrera iba transcurriendo maldiciendo el llano esperando alguna cuesta acordándome de los oxidados hasta que pasé Los Blázquez.
A partir de ahí dije: “voy a darle a esto”, fui todo el camino solo hasta llegar a un arroyo y pensé en atrochar por la derecha, pero como vi que venían dos corredores y me iban a ver desistí de la idea. Después me cogieron un hombre y una mujer y fui con ellos hasta seis kilómetros de la meta, cuando empezaron a darme calambres en el cuádriceps derecho y dos kilómetros después, en el kilómetro cincuenta y seis, me tiré al suelo porque los isquiotibiales se me subieron (¡Joder!, como dolían), estiré y volví a la carga hasta el final.
Una vez los oxidados duchados compartimos las experiencias vividas, repusimos fuerzas con un arroz y sandía especial (variedad tropical o algo así por la pinta que tenía).
Una vez todo acabado nos vinimos para el pueblo y la clasificación se quedó como se esperaba los “ajierroflipaos”,”ajierrotracks”,”ajierrocalambres” y los “ajierroxidaos” nadie con pódium, más que nada porque no había
Cómo no ibas a olvidar el maillor si te levantaste y te ibas a poner la ropa del instituto porque creías que era lunes. jajajaa
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