La esperada crónica de Santa Marta, según el Gaitero.

Salida a las 5.45 a Santa Marta con el súper ZX, por eso había que salir temprano. Según algunos (que picosssss) nada mas entrar en tierras extremeñas, se hizo presente la lluvia. Llegamos al punto de destino con la nube en lo alto.... nos entramos en la carpa que tenía montada la organización con un ambiente lóbrego donde repartían dulces y café, con una cafetera que algunos confundieron con un ordenador (había poca luz…).
Recogimos los dorsales y al punto de salida. Comienza la prueba, a los pocos metros cálbiro en tierra, un compañero pierde la rueda delantera, sin consecuencias.

Nos encontramos con la primera cuesta y pie a tierra, dado el tráfico de ciclistas, barro, etc.
Sobre el kilómetro 20 me indican la ruta que debía seguir según mi sobrino, ya que el compañero que llevaba el, le comenta que la ruta larga era durísima. Haciéndole caso la sigo hasta llegar a un pantano y aquí empieza mi odisea…
Sin darme cuenta me salgo de la ruta, cuando me encuentro un número considerable de porcinos y un arroyo en el cual me quede pinchao entre el barro, cardos, más cardos y las aguas fecales de los porcinos.
Salgo como puedo del arroyo, enfrente mía dos caballos ladrando, ¡¡coño si los caballos no ladran!!, eran dos mastines tamaño Pitinga. El miedo embarga mi cuerpo y ese mismo miedo me hizo salir de allí ajierropartío.
Al salir de todo esto me encuentro con un grupo que también iban por la ruta equivocada, entre todos encontramos la salida hacia la ruta buena.
Llegamos al final de la ruta y llegando a la meta me di cuenta que llevo barro para 25 cortijos y 250,95 nidos de golondrinas.
Me dirijo a la ducha, cuando me meto dentro y me cae el chorro de agua, se me escapo un chillio mas grande que Barcelona (2 días afónico).

¡¡No había agua caliente!!

Devuelta a la carpa donde nos esperaba la comida, que por cierto estuvo muy bien.
Agradecer al club ciclista Santa Marta el día que pasamos, pero que el año que viene pongan agua caliente, jajaja.

AJIERROPARTIO, saludos.

Escrito de Antonio Máquez